Font de Can Magí

Para mostrar una de las zonas mas interesantes de Barberá del Vallés, a nuestra amiga Marcé Lloberol,  nos damos un paseo por los alrededores del pueblo. A pesar de la industrialización de la zona, podemos estar contentos que todavía nos queda esta parte de la cuenca del Ripoll que aun mantiene un cierto aspecto rural y salvaje donde conviven huertos, con aves migratorias el rio Ripoll y parte del legado histórico del Valles.

Torre de ca n’Altimira

Torre de ca n’Altimira – Torre de defensa y vigilancia construida probablemente hacia finales del siglo XI o principios del XII. Apareció cuando se derribó la masía que le da nombre. Tiene planta cuadrangular y consta de dos niveles de estancia única, la inferior, abierta con una puerta moderna, está cubierta con bóveda de cañón generada por un arco apuntado, la superior tiene dos aberturas, una de las cuales, seguramente la puerta original, es de arco de medio punto. Ambos niveles se comunicaban mediante una trampilla.

Castell de Barberá

Castell de Barberá – Está documentado desde el siglo XI y era señoreado por los condes de Barcelona. Eran castlans (castellans) los Barberà, mencionados ya hacia 1170. Hacia finales del siglo XVI, el rey Felipe III otorgó el señorío del castillo a Galcerán de Pinós, Los Pinos obtuvieron el marquesado de Santa María de Barberá en el siglo XVIII, que pasó a Sarriera al XIX. Del castillo inicial queda muy poco, básicamente la base de una torre de planta circular y un trozo de muro, visibles desde el interior. El edificio actual, convertido en vivienda, responde a las reformas de los siglos XVI al XVII, pero sobre todo en la reconstrucción del XIX.

Molí Vermell

Molí Vermell – Molino papelero situado a orillas del Ripoll, cerca de la masía de Can n’Ermengol. Se sabe que fue adquirido el año 1790 por Francesc Capolat y fabricó papel hasta 1900, después cartón y posteriormente tejidos. Su estado actual es muy precario. Existen actualmente unos humedales que se nutren de la acequia monar del rio Ripoll y son del agrado de las aves del entorno que son muchas y variadas.

Molí d’en Santo

Molí d’en Santo – Antiguo molino papelero situado cerca del río Ripoll. Está documentado desde el año 1660. Consta de dos naves en forma de ele, ambas cubiertas con tejado a dos aguas. Tiene planta baja y dos pisos. El piso superior servía de secador, por eso tiene tantas ventanas.

Santa Maria de Barberà – la Romànica

Santa Maria de Barberà – la Romànica – Hacia el año 1000, la comarca del Vallès entraba en un período de renovación social. Se construyeron iglesias pagadas por los mismos fieles y, a veces, construidas por ellos mismos. La señoría de Barberà fue escogida como sede de una iglesia parroquial. La cabecera parece que se levantó entre el 1050 y el 1090 (la primera cita aparece en 1123). La nave principal, sin embargo, es del siglo XII, y se dice que fue consagrada por el obispo Sant Oleguer. Consta como parroquia desde 1143, cuando fue dada a la Orden del Temple (escritura de Ramón Berenguer IV). El templo tiene una concepción sencilla, se combinan unos elementos muy simples: fajas y arcos, cornisa y zócalo, dientes de sierra y en general una textura y unos colores de los muros muy contrastados. El constructor jugó con piedras de tres tonos de color diferenciados y de medidas similares. La combinación es, a la vez, austera y elegante. En el interior hay pocas decoraciones, buscando líneas y planos que ofrecen un ambiente austero y de discreción generales.

la Romànica

El conjunto ofrece una sensación de amplitud muy superior a la real. Con el incendio y saqueo del 21 de julio de 1936 se perdió parte de las pinturas murales, archivos y objetos ornamentales y de culto, algunos valiosos. En 1949 eliminaron a las arquitecturas no originales añadidas, capillas del siglo XIV y restos de la casa parroquial, y restaurarse parte de los desperfectos. Finalmente, en 1966 se hizo una nueva restauración, con el fin de evitar los efectos de las inundaciones y falta de ventilación, que había afectado a los frescos. En 2007 se inicio un proceso de estudio y análisis del monumento, con el objetivo de una nueva restauración. En 1919 se descubrieron pinturas románicas bajo una capa de cal, que ocupan los tres ábsides y los espacios que hay entre ellos. Hacia los años cuarenta se hizo una restauración, con criterios discutibles. Según Carbonell, las pinturas del ábside central y las de los laterales corresponden a épocas diferentes, entre los siglos XII y XIII.